Una de las principales creencias populares de los mexicanos sobre el Día de Muertos es cuando las ánimas de los fieles difuntos llegan del descanso eterno al mismo plano terrenal a través de las ofrendas, los alimentos colocados en el altar donde toman su esencia y desde luego su sabor.
Incluso este misterio comienza una vez que son colocados los alimentos en la ofrenda o el altar pues las ánimas tienen que disfrutar la esencia de estos mismos que en vida les encantaban, tales como platillos típicos y dependiendo de la región en la que se encuentre..
En TV Azteca Yucatán te contamos todo sobre esta alocada teoría, así como la explicación científica y qué hay detrás de este tema.
¿Los alimentos de la ofrenda de Día de Muertos pierden su sabor? Explicación
Según Catherine Good, autora de ‘El trabajo de los muertos en la Sierra de Guerrero’, los alimentos que se colocan el altar como ofrendas, atraviesan un proceso de enfriamiento y por ende pierden gran parte de su sabor después de la noche del Día de Muertos.
La autora Good detalla que a las ánimas les es imposible “consumir” los manjares en un sentido tradicional, pues no poseen de un cuerpo físico que les permita tocar, por lo que absorben de las ofrendas la esencia más impalpable y sutil de cada comida.
En ese sentido lo más común es que nuestros difuntos se lleven consigo el aroma de los alimentos, pues forma parte fundamental de la experiencia de disfrutar de la comida.
“Las ánimas se llevaron el aroma arriba. Si tu plato de comida lo guardas en el refri, no se va el sabor. Si nomás tú lo pones en el altar (como ofrenda) se le va el sabor. Porque lo llevan las ánimas”, explica Catherine Good.
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